José M. Pascual Esteve
En este artículo se explican los instrumentos que utilizó la Generalitat, y en especial su gobierno, para promover el movimiento independentista catalán que pasó de representar el 10% de la población en 2010, y ha llegado al 41% en octubre del 2017. Se sostiene que, a diferencia de los movimientos sociales frente al gobierno, en los que existe un importante obstáculo para la participación, debido a los costes sociales, económicos y psicológicos del posicionamiento público, por temor a las consecuencias personales. En el caso de una movilización promovida y apoyada por el gobierno de la Generalitat y sus aparatos ideológicos, y por la mayoría de los ayuntamientos catalanes, esto no sólo no ha producido costes para los participantes, sino que se convirtió en fuente de beneficios.