Hacia unas agendas urbanas transformadoras
Coordinador Asociación África-América-Europa de Regiones y Ciudades (AERYC)
Director de Estrategias de Calidad Urbana (EQU)
Para conseguir unas agendas urbanas transformadoras deben articularse las mejores aportaciones de los planes estratégicos, con la clara identificación de proyectos transformadores que sean capaces de hacer avanzar los ODS en la ciudad.
Lo fundamental para el desarrollo sostenible urbano es que exista en la ciudad una estrategia compartida que tenga el compromiso de acción y la disposición a la cooperación entre los principales actores de la ciudad tanto públicos como privados. Sin ello, las agendas urbanas son un documento de estudio y de recomendaciones genéricas con escaso o nulo impacto en la práctica. A su vez, las agendas urbanas deben contar con el soporte y la colaboración de los actores urbanos y de amplios sectores de la ciudadanía, y para ello se precisa que sus necesidades e intereses legítimos sean contemplados en la estrategia.
Para conseguir estas agendas urbanas transformadoras es importante la convergencia de los objetivos ODS con las metodologías y prácticas de los mejores planes estratégicos, que han contribuido a que las ciudades se transformaran hacia objetivos de progreso humano y sostenibilidad.
Las principales metas que conseguir con la agenda estratégica urbana son:
- Establecer unos objetivos a alcanzar, unas líneas de acción estratégica y unos proyectos clave o estructurantes que sean capaces de configurar un modelo propio y singular de la ciudad, no generalista o vago, que integre los objetivos de desarrollo sostenible con las principales finalidades que se plantea conseguir la ciudad o el área metropolitana. Se trata de que la transformación de la ciudad permita alcanzar los valores propuestos en los indicadores que miden el avance hacia los objetivos de desarrollo sostenible.
- Es preciso que los objetivos sean compartidos por los principales actores y sectores de la ciudadanía, y que puedan articular los proyectos y acciones concretas del máximo de dichos actores económicos y sociales para lograr avanzar hacia objetivos y metas de la ciudad.
- Identificar los proyectos tractores o clave, motores del cambio urbano singular de la ciudad y reprogramarlos para un mayor impacto en los ODS.
- Crear una organización de la cooperación pública y privada y pública-pública que mejore la capacidad de organización y acción de la ciudad para alcanzar el modelo de ciudad posible y deseable en el horizonte 2030.
- Promover y canalizar la participación ciudadana entendida como implicación y compromiso activo de la ciudadanía en la realización de acciones dirigidas hacia la obtención de un modelo de ciudad sosteniblemente desarrollada.
Para conseguir unas agendas urbanas transformadoras, a mi juicio, deben articularse las mejores aportaciones de los planes estratégicos que efectivamente han sido, y están siendo, guías de transformación urbana, con la clara identificación de proyectos transformadores que sean capaces de hacer avanzar los ODS en la ciudad. A esta articulación me he permitido llamarla: Agenda Urbana Estratégica 2030 (AUE 2030).
Las principales características metodológicas son las siguientes:
- Está concebida con toda claridad como una estrategia transformadora de la ciudad impregnada por los objetivos de desarrollo sostenible. Es decir, según el esquema siguiente:
A partir del análisis de la situación actual que incluye por supuesto las tendencias del entorno y la previsión del impacto de los proyectos en marcha se visionan, en función de las posibles variaciones en las variables clave, los distintos escenarios posibles, y se escoge el modelo o visión de futuro de la ciudad. Se trata de pasar de la situación actual a la posible y deseable.
- Aparte del análisis de los factores clave y específicos de la ciudad que condicionan el desarrollo sostenible y la cohesión social de una ciudad en un momento dado, es importante añadir, y sobre todo vertebrar en el conjunto del análisis sobre la situación actual de la ciudad, un sistema de indicadores que midan la situación actual de los ODS.
3. No obstante, es un tema fundamental en épocas de grandes turbulencias en el entorno económico social e institucional definir a dónde queremos llegar: el punto de llegada o visión de la ciudad a largo plazo, como se ha señalado en los capítulos anteriores. Para que se pueda definir con claridad la visión o modelo de ciudad al que se quiere, y es posible, llegar en 2030, la Agenda Urbana Estratégica debe de contener, como mínimo, los siguientes bases:
a. El posicionamiento geo-estratégico o rol y función específica en el territorio en el que es adecuado definir su estrategia, ya sea en la comarca, en la región o en las macrorregión internacional.
b.El modelo económico y los sectores estratégicos que configurarán su estructura productiva.
b. La situación social y demográfica a la que se quiere llegar en el horizonte 2030: nº de habitantes, distribución social y por edades, reducción de las desigualdades y pobreza, etc.
d. La organización de las distintas funciones urbanas en el territorio, espacio público, reducción de desequilibrios territoriales, etc.
e. El sistema de gobernanza. Es decir, la articulación entre la administración, la sociedad civil y el mercado, y el distinto peso de estos sectores en el sistema de gobernanza, los niveles de capital social a alcanzar, y las relaciones entre la administración, la ciudadanía y el conjunto de la población que vive, trabaja o lo intenta en la ciudad.
f. En el modelo posible y deseable de ciudad es preciso situar los indicadores de llegada de los ODS, es decir, el valor que aspiramos obtener en el largo plazo. El sistema de indicadores de los ODS no es aconsejable que sea un apartado del modelo de ciudad, sino que los distintos objetivos y los indicadores que los miden se encuentren integrados en las distintas bases del modelo de ciudad. Así, en la visión social se integrarán los objetivos e indicadores de reducción de las desigualdades y pobreza, en la visión económica los de trabajo, energía, producción y consumo responsable, etc. Es esencial, en una estrategia transformadora, no desligar los ODS del cambio urbano que se quiere producir.
- La organización de los objetivos, proyectos y acciones que se consideran necesarias para lograr pasar de la situación actual a la posible y deseable debe ser doble. Por una parte, debe contener organizados por objetivos los principales proyectos que los actores están desarrollando o se disponen a desarrollar que impactan en dichos objetivos de ciudad. En segundo lugar, deben explicitarse los proyectos considerados claves o motores para la transformación urbana que deben desarrollarse a través de un trabajo en redes de colaboración o coproducción entre los distintos actores.
- No puede existir una estrategia sin el diseño y la organización de un espacio de encuentro que permita la gestión de las redes de actores para desarrollar los proyectos motores. También los espacios para la participación y el despliegue del compromiso ciudadano. A su vez, deben establecerse los espacios para promover la participación y en especial el compromiso ciudadano. Teniendo muy en cuenta el no usar planteamientos ni metodologías de participación que sean inútiles y, lo que es peor, descohesionen socialmente la ciudad, sino que tengan garantías para avanzar en cohesión social y aumentar el capital de colaboración entre los distintos sectores de la ciudadanía, tal como se ha señalado en el primer capítulo.
En conclusión, el tema de las agendas urbanas para la obtención de los ODS en las ciudades es sin duda demasiado importante para que sea un retorno acrítico de antiguas ideas, y no aprovechemos su potencial transformador.