La Cosmourbanización

La Cosmourbanización

La cuarta ola de globalización que inicia, reconocerá el fenómeno de la Cosmourbanización definido como el efecto de gravitación de los procesos citadinos en el globo terráqueo.
La elongación del fenómeno de urbanización en el siglo XXI, mostrará que el 60% de la población mundial será de carácter citadino, lo cual traerá importantes retos a la hora de proveer vivienda, empleo y servicios públicos de proximidad; la creación de dispositivos para atender la expansión de barrios marginales y la atención de refugiados urbanos y la pobreza en las ciudades; el aumento de los índices de criminalidad y por consiguiente sentimiento de inseguridad; el deterioro medioambiental, entre otras disfuncionalidades que
afectarán los contextos urbanos. La desatención de estas improntas forjará un crack urbano en muchos rincones del planeta, lo cual pondrá en evidencia la fragmentación de la gobernabilidad urbana, generando dinámicas de ciudades fallidas.
El concepto de cosmourbanización tiene tres dimensiones que le caracterizan: la gravitación poblacional, la ciudad gravitada y las estructuras urbanas fallidas.
A) La Gravitación poblacional Urbana.
En el ecosistema mediático y en la literatura referida a urbanismo existente, es muy común admitir la tendencia hacia una preponderancia de la población urbana como fenómeno de trascendencia mundial en el siglo XXI.
El proceso de urbanización mundial en el nuevo milenio afecta tanto a países del primer y tercer mundo, como a las de economías emergentes. Según los estimativos de los organismos internacionales, en el año 2030, la población urbana alcanzará el 60% de la población mundial. El Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU (DESA), informa que la población urbana crecerá un 75% en las próximas cuatro décadas, debido al crecimiento sin precedentes de las ciudades de África y Asia. Los mayores crecimientos se
registraran en India, China, Indonesia y Estados Unidos. Esta organización alerta que ese crecimiento plantea nuevos retos a la hora de proveer empleos, viviendas, energía, e infraestructura para mitigar la pobreza en las ciudades, la expansión de barrios marginales y el deterioro medioambiental.
Se trata de un proceso gradual donde los pobladores del mundo han venido escogiendo los asentamientos urbanos como su lugar de hábitat preferencial, desde la sociedad fordista en la segunda ola de globalización moderna hasta la sociedad postfordista en la tercera ola de globalización.
En 1950 el 29.1% de los terrícolas vivía en contextos urbanos. En 1969 el 44% de la población mundial ya se había convertido en urbana. En el año 2005 los  citadinos alcanzaron la mitad de la población mundial. En la actualidad, el 54% de la población mundial reside en contextos urbanos y se proyecta que para 2050 alcanzará el 66%, según datos de la ONU. En 2013 la población urbana del mundo se estimó en 3.800 millones y se prevé que aumentara hacia 6.300 millones.
Un dato importante de resaltar es que la población mundial y el territorio se encuentran repartidos sobre el globo terráqueo de manera disímil. El 50% de los terrícolas se encuentran asentados en solamente seis países: China, India, Estados Unidos, Brasil, Indonesia y Pakistán.
Tabla 1. Países más poblados del mundo

Fuente: Elaboración propia con base en Banco Mundial
A esa disparidad poblacional se suma que los países que albergan más de la mitad de la población mundial han sido afectados por la gravitación poblacional urbana en las últimas cuatro décadas.
Tabla 2. Porcentaje de Población Urbana en los Países más Poblados del Mundo

Fuente: Elaboración propia con base en Banco Mundial
En ese orden de ideas, otro hecho importante de resaltar es que el 50% del territorio mundial se encuentra bajo la soberanía de ocho Estados: Rusia, China, India, Canadá, Estados Unidos, Argentina, Australia y Brasil. Estas organizaciones estatales también han venido asumiendo un fuerte proceso de gravitación poblacional urbana. Según el Banco Mundial, Rusia el país con mayor superficie del mundo con más de 17 millones de kilómetros cuadrados, su población es mayoritariamente urbana, la cual pasó entre 1960 y 2016 del 54% al 76%. De igual manera, en Argentina esta realidad es aun más diciente, el 92% de la población es eminentemente urbana. En Canadá, el segundo país más grande la tierra con más de 9 millones de kilómetros cuadrados, el 82% de su población habita en contextos urbanos.
Asia tiene el 53% de la población urbana mundial, seguida de Europa con el 14% y América Latina y el Caribe 13%. Desagregando este dato por regiones tenemos lo siguiente: en América del Norte el 82% de la población es urbana, en América Latina el 80%, en países miembros de OCDE 80%, en la Unión Europea 75%, Europa y Asia Central 71% Oriente Medio y Norte de África 64%, Europa Central y del Báltico 62%, Asia Oriental y el Pacifico 57%, África al sur del Sahara 38%.
La gravitación de la población urbana es muy palpable en al menos 40 países, en donde el porcentaje de su población alcanza rangos importantes. En España Francia, Noruega, Estados Unidos, Canadá, Corea, Reino Unido, Brasil, Suecia, Dinamarca, Venezuela, Chile y Países Bajos; la población urbana oscila entre el 80 y el 90% de su población total. En Países como Argentina, Israel, Japón, Puerto Rico, Uruguay, Bélgica; el fenómeno es aun más diciente, más del 90% de la población se encuentra concentrada en zonas urbanas.
Existen unas diferencias pronunciadas en el proceso de gravitación de la población urbana en cuanto al nivel de ingresos. En el periodo 1960-2015, el proceso de urbanización ha sido más evidente en los países de ingreso alto, en donde la población urbana alcanza el 81%. En países de ingreso medio-alto, en ese mismo periodo se movió del 28 al 64%. En cambio se registra el nivel más bajo de urbanización en países de ingreso bajo, cuyas poblaciones urbanas se movieron entre el 12 y el 31%.
B) La Ciudad Gravitada.
Independientemente de remitirnos al estudio de tres etapas de la historia urbana: la ciudad concentrada, la ciudad metropolitana y la ciudad región, de las que se habla persistentemente; la dinámica mundial nos está mostrando un cambio de época y esta tiene que ver con la aparición de la ciudad gravitada. Esta se define como una estructura urbana detonante que carga una exorbitante presión poblacional y a la vez se convierte en un referente político, social y económico de rango nacional, regional y mundial.
Esta tiene sus antecedentes en la segunda ola de globalización que tiene dentro de sus características esenciales el movimiento fordista. Precisamente, el Banco Mundial denomina a esta etapa como la “época de oro de los países industriales”. En ese momento emerge el fenómeno de la conurbación, entendido como un sistema geográfico de ciudades que se van conformando con el tiempo por el crecimiento desproporcionado de las mismas. Las ciudades fueron rebasando sus propios linderos asumiendo conexiones urbanísticas con otros contextos urbanos. De esa caracterización, rápidamente pasamos al advenimiento de conurbaciones amplísimas denominadas megalópolis, en la tercera ola de globalización. Entonces los entornos urbanos característicos del fordismo y del postfordismo, muestran una proyección de lo que es y será la ciudad del siglo XXI.
Un fenómeno importante de resaltar en esta dinámica es el incremento de las megalópolis. Entre 1990 y 2017 el mundo ha experimentado el paso de 10 a 36 megaciudades que albergan más de 10 millones de habitantes cada una. Estos conglomerados urbanos acogen en su conjunto a más de 600 millones de personas, lo cual representa el 15% de la población urbana mundial. Veintiuna de ellas se encuentra en Asia, cinco en América Latina, cuatro en África y un número similar en Europa, y dos en América del Norte.
Los casos más resaltables son: Guangzhou, Tokio, Shanghái, Yakarta y Nueva Delhi en el continente asiático; de igual manera Nueva York, Ciudad de México y Sao Paulo en América. En el 2030 se prevé que existirán 41 megaciudades con más de 10 millones de habitantes.
Tabla 3.Principales Megalópolis

Fuente: Elaboración propia
C) Ciudad Fallida.
En muchos lugares del mundo, las ciudades han venido sufriendo un deterioro gradual producto de la deficitaria gobernabilidad y gobernanza, la cual se manifiesta en el desgobierno de lo público y consiguiente debilitamiento del poder del Estado y las estructuras sociales a nivel urbano. Estas debilidades en la manera de administrar las sociedades urbanas son aprovechadas en muchos casos por actores emergentes generando procesos de autonomización de acciones sociales y camarillas público-privadas en detrimento del interés general.
Esta elongación de problemáticas institucionales y sociales en asentamientos urbanos menores y en conurbaciones de amplio calado, ha dado lugar al advenimiento de estructuras urbanas fallidas.
Una ciudad fallida es un conglomerado urbano en el cual el gobierno y los demás actores estratégicos de la sociedad urbana han perdido el control y su capacidad de gestión para enfrentar las problemáticas y las oportunidades sociales; implicando una sístole de gobernabilidad urbana, corrupción estratégica, abulia urbana, crack urbano y pérdida del control del territorio.
En la actualidad existe un importante acervo de ciudades fallidas en el contexto global, alimentadas por la pérdida del control del territorio coligado con efectos de crack urbano. En África, Asia, América Latina, inclusive Norteamérica, ya se asoman casos protuberantes de estructuras urbanas fallidas.
Dichos conglomerados urbanos se caracterizan por altos niveles de ingobernabilidad que recaen sobre alarmantes índices de inseguridad y criminalidad que alimentan el colapso del dominio territorial y por ende la crisis del monopolio legítimo de la fuerza y la violencia a escala urbana. Es una realidad en aumento y aun descuidada en el repositorio del conocimiento científico.