Juego de enroque y civilismo
Dr. Juan E. Lozano
Abogado. Secretario de la Asociación Argentina de Administración Pública
Finalizados los comicios del pasado 25 de octubre, cuando tuvieron lugar en la provincia de Buenos Aires las elecciones conjuntas de los poderes ejecutivos (entre otras que aquí no se analizan) en sus tres niveles, los resultados obtenidos por los diferentes candidatos a presidente de la nación, gobernador de la provincia e intendentes municipales, se han significado por la mutabilidad respecto de los resultados de las Primarias Abiertas Simultáneos y Obligatorias (PASO) que fueron analizadas por el suscripto en el artículo “Pasaron las PASO, ¿victoria a los vencidos?”[1]
En aquel artículo sostuve que el gran ganador de las elecciones había sido el silencio de los bonaerenses, ya que en la sumatoria de los ausentes, votos en blanco, nulos e impugnados, se totalizaba el 37% del padrón electoral. De esa forma, y sumado a los votos recibidos en promedio por las fuerzas políticas minoritarias, totalizaron un 44% del electorado, debiendo repartirse el restante 56% entre las tres fuerzas políticas mayoritarias, la que ninguna pudo superar el mencionado 37%. También remarqué allí que los porcentuales alcanzados por cada fuerza política en realidad eran inferiores a los finalmente publicados y dados a conocimiento, ya que el cómputo sobre el que se efectúa computa únicamente a los sufragistas efectivos (votos positivos y en blanco) y no calcula los porcentuales por sobre la totalidad del padrón electoral.
También analicé cómo se daban los resultados por jurisdicciones, y cómo la representatividad territorial de una fuerza política no necesariamente resultaba concordante con la cantidad de sufragistas que apoyan a la misma, motivado ello en la gran diferencia demográfica existente entre distintos municipios.
Ahora bien ¿qué pasó en estas elecciones? Tanto la provincia de Buenos Aires, como los municipios que la conforman, tienen sistemas de elección por mayoría simple, razón por la cual, independientemente de la diferencia de resultados obtenidos entre las distintas fuerzas políticas, el candidato con mayores votos accedió al directamente tanto a la gobernación como a las respectivas intendencias. Distinto es el caso de las elecciones nacionales que contemplan un sistema de mayoría especial para acceder al cargo, estableciendo una segunda vuelta electoral (balotaje) para el caso en que dicha mayoría especial no se configure y deba entonces disputarse el cargo entre las dos primeras fuerzas políticas en un nuevo acto eleccionario.
Presentismo, voto en blanco y corte de boleta
En estas elecciones, lo que más varió fue la participación ciudadana; 22,7% mayor presentismo (7% del padrón electoral que estuvo ausente en las PASO ahora se hizo presente), 19,80% menos de votos en blanco (1,2% del padrón electoral que en las PASO no había definido su voto optó ahora por votar positivamente por algún candidato), y un incremento promedio del 245% de corte de boletas (1,2% del padrón electoral cortó boleta en las PASO, mientras que ahora lo efectuó el 2,9% del padrón[2]) fue donde más se advirtió la utilización de las herramientas cívicas de la ciudadanía para ejercer la democracia. Ello ha provocado grandes variaciones en los resultados; algunos de ellos sorpresivos inclusive para el más esperanzado de los candidatos.
Una nota a considerar es que, no obstante las mega campañas efectuadas por las fuerzas políticas minoritarias para fiscalizar estas elecciones (las que indudablemente han contribuido a la realización de comicios más prolijos y transparentes), las diferencias en los resultados finales no recaen tanto en la ausencia de fraude sino en las variaciones de la conducta del sufragista advertidas en el párrafo anterior, y cuya incumbencia se apreciará en el desarrollo del artículo.
La gobernación: ¿el chivo expiatorio?
Mucho se ha dicho respecto de la candidatura para la gobernación de Aníbal Fernández por la Alianza Frente para la Victoria (FPV), asignándole responsabilidad en el magro desempeño obtenido por el candidato presidencial de la misma fuerza, y llegándolo a comparar con el caso de Herminio Iglesias[3].
Ahora bien ¿ello fue realmente así?
Recordemos que en las PASO se disputaron Aníbal Fernández y Julián Domínguez las candidaturas por el FPV para la gobernación de la provincia de Buenos Aires. En aquella oportunidad, si bien el vencedor de la interna fue Fernández, en conjunto habían obtenido la cantidad de 3.103.063 votos, lo que colocó al partido como vencedor en 76 de los 135 municipios bonaerenses.
Por su parte, en las elecciones definitivas para la gobernación del pasado 25 de octubre, el candidato Fernández obtuvo 3.096.100 votos, es decir, apenas 6.963 votos menos que la sumatoria de su partido en las PASO para esa categoría.
Con esto resulta manifiesto que los sufragistas que apoyaron al FPV en las PASO apenas han rechazado la candidatura de Fernández, y que la desviación de esos votos en nada han influido en los resultados de los demás candidatos del partido el pasado domingo. Nótese que esos votantes de menos apenas representan al 0,06% del padrón de la Provincia de Buenos Aires.
Cabe advertir, finalmente, que esta mínima merma de votos en el candidato del FPV a Gobernador, no obstó a que el candidato a Presidente por la misma lista se alzara con 183.174 votos más que los obtenidos en las PASO en la Provincia de Buenos Aires.
María Eugenia Vidal y el inesperado presentismo
Desde del retorno de la democracia en la Argentina y hasta esta parte, se han sucedido 8 períodos de gobernación en la Provincia de Buenos Aires (uno de ellos interrumpido y continuado en el año 2002), de los cuales 1 de ellos estuvo encabezado por la UCR (Alejandro Armendáriz 1983-1987) y los restantes 7 por representantes del PJ (Antonio Cafiero 1987-1991, Eduardo Duhalde 1991-1995 y 1995-1999, Carlos Ruckauf 1999-2002, Felipe Solá 2002-2003 y 2003-2007, y Daniel Scioli 2007-2011 y 2011-2015)
En este marco contextual, la clara victoria de María Eugenia Vidal (Cambiemos Buenos Aires – Cambiemos BA) frente a los dos candidatos presentados por el PJ, Aníbal Fernández (FPV) y Felipe Solá (Alianza Unidos por una Nueva Alternativa – UNA), fue ciertamente inesperada, aunque más no sea por considerar la amplia diferencia obtenida a nivel territorial respecto de sus adversarios más cercanos.
Contrario a lo que se podría pensar en una apresurada primera lectura, la victoria de la candidata por Cambiemos BA no se debió al aporte de los eventuales sufragistas que rechazaran al candidato Fernández, sino que se debió a la inyección de 1.158.530 votos extras que no había obtenido en las PASO y que, claramente y como yo se ha visto, no provinieron únicamente del FPV. Tampoco, huelga aclarar, los mismos han sido obtenidos de los sufragistas de la tercera fuerza política, UNA, cuyo candidato a Gobernador ha obtenido 191.585 votos más que los que obtuvo en las PASO.
En un análisis más detenido, debemos apreciar respecto de las PASO que: el candidato del FPV ha perdido 6.963 votos; los partidos minoritarios (es decir, los partidos que se encuentran por fuera de las tres principales fuerzas políticas FPV, Cambiemos BA y UNA) han disminuido sus votos en 292.307 en conjunto; se han hecho presentes 852.762 sufragistas que estuvieron ausentes en las PASO; han definido sus votos 192.901 electores que votaron en blanco en las PASO; y se han registrado 8.382 votos menos impugnados o nulos.
Todos estos votos, al final, fueron distribuidos entre los partidos Cambiemos BA y UNA[4] y fueron estos mismo los que determinaron la diferencia encontrada en los resultados finales y la coronación de los vencedores de los comicios definitivos respecto de los obtenidos en las PASO.
Lo que pasó a nivel territorial
En el artículo donde analicé los resultados de las PASO, hice hincapié en cómo quedaban representadas las fuerzas políticas a nivel territorial. En la Provincia de Buenos Aires, la que cuenta con 135 municipios, las fuerzas políticas habían quedado representadas de las siguientes formas para cada categoría:
Presidente | PASO | DEFINITIVAS | |
FPV: | 69 municipios a favor (3.235.947 votos) | 50 municipios a favor (3.419.121 votos) | |
Cambiemos BA: | 63 municipios a favor (2.375.617 votos) | 83 municipios a favor (3.031.169 votos) | |
UNA: | 3 municipios a favor (1.696.232 votos) | 2 municipios a favor (2.062.610 votos) |
Gobernación | PASO | DEFINITIVAS |
FPV: | 76 municipios a favor (3.103.063 votos) | 23 municipios a favor (3.096.100 votos) |
Cambiemos BA: | 57 municipios a favor (2.263.430 votos) | 111 municipios a favor (3.421.960 votos) |
UNA: | 2 municipios a favor (1.499.974 votos) | 1 municipio a favor (1.691.559 votos) |
Intendencia | PASO | DEFINITIVAS |
FPV: | 81 municipios a favor (3.082.856 votos) | 56 municipios a favor (3.205.684 votos) |
Cambiemos BA: | 48 municipios a favor (2.209.439 votos) | 64 municipios a favor (2.969.557 votos) |
UNA: | 4 municipios a favor (1.419.582 votos) | 10 municipios a favor (1.632.898 votos) |
Vecinalistas[5]: | 2 municipios a favor (1.025.686 votos) | 5 municipios a favor (918.006 votos) |
La diferencia en los resultados de los comicios definitivos del pasado domingo respecto de las PASO, advierten que se han generado una serie de enroques territoriales que muestran una clara variación en la representatividad, ya no únicamente por cantidad de votantes, sino por la cantidad de jurisdicciones logradas por cada fuerza política.
Esto también deja al descubierto la asimétrica distribución de la población respecto de los territorios municipales y su final incidencia en los resultados de los comicios.
Finalmente, cabe destacar que la mayor participación ciudadana se traduce en una variación significativa de los resultados, y que el silencio que se hizo escuchar en las PASO de a poco se fue transformando en voces que eligen positivamente.
Puede advertirse ya, sin lugar a dudas, que la acción territorial de campaña de cada una de las fuerzas fue lo que modificó el ánimo de los sufragistas, todo lo cual se vio traducido en los resultados obtenidos el pasado domingo 25 de octubre.
¿Y el balotaje?
Por la extensión del artículo me centré primordialmente en los resultados en la categoría gobernación de la Provincia de Buenos Aires, y no me detuve a analizar los resultados en las categorías a Presidente e Intendente detenidamente.
No obstante ello, y de cara al balotaje, cabe formular unas pequeñas reflexiones.
En primer lugar, el presentismo; como ya se ha visto, aquellos que estuvieron ausentes en las PASO al hacerse presente en las elecciones definitivas, han torcido con su decisión los resultados obtenidos, y modificado severamente no solo la posición de los candidatos frente al balotaje sino primordialmente la conformación del mapa político de la Provincia de Buenos Aires, y cómo quedan entonces representados los territorios según sus elecciones a gobernador y a intendentes.
Ahora bien, aún este incremento del presentismo no agota los ausentes de los pasados comicios, restando aún conocer la voluntad de 2.980.221 empadronados en la Provincia de Buenos Aires que se han manifestado con su silencio.
Para ser gráfico, esa cantidad de votantes equivale a la totalidad de la población activa para sufragar[6] en las provincias de Santa Cruz, La Pampa, La Rioja, Catamarca, Jujuy, Formosa, Chubut, Neuquén, Río Negro y San Juan (10 de las 17 provincias donde venció el FPV)
Recordemos que el país se divide en 24 jurisdicciones, de las cuales 5 fueron ganadas por Cambiemos BA, 1 por la UNA, y 1 por la Alianza Compromiso Federal. Las restantes 17, como se dijo, por el FPV.
Esto quiere decir que de mantenerse la tendencia observada en este análisis respecto del presentismo, si la acción territorial de la 2º fuerza política sigue creciendo, podrá aspirar a obtener votos de esa porción del electorado que hasta la fecha se mantuvo ausente.
Por otra parte se encuentran los votos en blanco (para la categoría Presidente) que aún no han sido capitalizados, los que representan un total de 223.289 votos solo en la Provincia de Buenos Aires, cantidad que triplica a la población activa para sufragar en, por ejemplo, Tierra del Fuego, Antártida Argentina e Islas del Atlántico Sur (jurisdicción donde también venció el FPV).
Finalmente, y siempre hablando exclusivamente de la Provincia de Buenos Aires, quedarán para ambas fuerzas políticas seducir al electorado de las demás fuerzas políticas que quedaron fuera del balotaje y que representan 2.716.893 votantes.
Es decir que, solo en la Provincia de Buenos Aires, se encuentran casi 10 veces más votos por seducir y captar (ausentes, votos en blanco y votantes de las demás fuerzas políticas que totalizan 5.920.403 votos) que la diferencia existente de los votos que entre ambos candidatos presidenciales (FPV 9.002.242 votos contra Cambiemos BA 8.382.610 votos) han obtenido en los últimos comicios.
Buenos Aires, 29 de Octubre de 2015.
[1] El mismo puede ser consultado en http://comunidadypolitica.com/pasaron-las-paso-victoria-a-los-vencidos/
[2] Promedio de los cortes de boleta efectuados entre las categorías presidente y gobernación de la Provincia de Buenos Aires en los partidos del FPV, Cambiemos BA y UNA
[3] Herminio Iglesias fue candidato a la gobernación de la Provincia de Buenos Aires en las elecciones del año 1983 por el Partido Justicialista (PJ). En el cierre de campaña que efectuó frente al Obelisco, quemó un ataúd con los colores de la Unión Cívica Radical (UCR), lo que fue mal visto por la ciudadanía facilitando así la victoria de la UCR y sepultando las posibilidades electorales de su copartidario Ítalo Luder postulado a presidente por el PJ.
[4] La escasa diferencia aritmética responde a que al momento del relevamiento de los datos no se encontraban escrutadas el 100% de las mesas de los comicios.
[5] Se ha unificado en una misma categoría a los partidos vecinales no incluidos dentro de las fuerzas políticas con alcance nacional: Nueva Alternativa Carmeña (Carmen de Areco), Compromiso Pringles (Coronel Pringles), Movimiento Vecinal del Partido de Tres Arroyos (Tres Arroyos), Acción por Villarino (Villarino), y Nuevo Zárate (Zárate)
[6] Estimativo conforme al Censo 2010 para la población de entre 15 a 64 años de edad, considerando que los mayores de 65 años y los jóvenes de 16 y 17 años no se encuentran obligados a sufragar
Este artículo ha sido publicado en http://comunidadypolitica.com/ y se reproduce aquí con autorización del autor.