Josep Mª Pascual Esteve
Júlia Pascual Guiteras
1. La percepción de la ciudadanía de su papel en la ciudad
condiciona el progreso de la misma.
Es habitual en los análisis estratégicos sobre el desarrollo territorial y urbano fijarse sólo en los recursos o condiciones del medio urbano y no considerar el modo como la ciudadanía percibe, reacciona y actúa en ellos. Es lo que se denomina sistema de percepción y reacción de la ciudadanía (SPR). El SPR indica cuales son las modalidades con las que las personas o grupos perciben la realidad social y en particular a los otros, y como reaccionan ante ellas.
De la sentencia sociológica de K. Marx: “Los hombres hacen la historia pero lo hacen en unas condiciones dadas”1 básicamente sólo se ha tenido en cuenta las condiciones y no cómo estas son percibidas por los ciudadanos, y muy especialmente como perciben, representan y significan su papel en las mismas, es decir las situaciones subjetivas de quienes hacen la historia. A pesar de que en ciencias sociales los elementos de subjetividad y configuración cultural de la ciudadanía han sido muy a menudo puestos de relieve, no se han tenido demasiado en cuenta en los análisis sobre competitividad territorial y desarrollo urbano y metropolitano.
Max Weber a parte de considerar la influencia de la dimensión de las creencias sociales: valores éticos y morales del calvinismo en el desarrollo del capitalismo, inauguró el enfoque comprensivo de las ciencias sociales, que entiende la acción como un comportamiento en que el agente o agentes le atribuyen un significado subjetivo, y llama acción social a aquel comportamiento en que el significado que le atribuyen el agente o agentes está referido al comportamiento de los otros. Junto a Max Weber encontramos el interaccionismo simbólico cuyas características principales son:
- Los seres humanos actúan sobre las cosas en base al significado que dichas cosas tienen para ellos.
- Los significados son un producto de la interacción social en la sociedad humana.
- Los significados son manejados y cambiados en función de un proceso interpretativo
al entrar en relación las personas y los grupos sociales con el medio en el que se encuentra.
Podríamos continuar con las distintas versiones del constructivismo social o incluso a la sociología influenciada por Ortega y Gasset y la importancia que atribuye a las ideas y en particular las creencias en la que se instala la ciudadanía.
Por ello nuestra visión de la ciudad se caracteriza como el espacio físico o hábitat en el que existe una elevada densidad de relaciones e interacciones humanas complejas y diversas, y en las que las personas que participan se atribuyen una pluralidad de significados a las mismas.
La ciudad también es el sistema de percepciones, representaciones, significados que las personas y grupos sociales que en ella habitan y trabajan tienen de la misma y de sus instituciones. La actuación de la ciudadanía y sus distintos sectores, que es la que “hace ciudad”, dependerá tanto de los condicionantes del medio urbano como de las representaciones y de los significados que se haga la ciudadanía sobre él. De manera muy especial incide en la actuación ciudadana la percepción de la importancia e incidencia de su propio papel en la ciudad y su futuro.
La ciudad, en ningún caso, puede entenderse como un espacio físico sino como un lugar, en el sentido que siempre es un espacio significante para las personas que en ella viven y trabajan.
Entender la ciudad y sus procesos de cambio consiste en:
Conocer el medio o espacio físico en el que acontecen estas relaciones.
Identificar las principales relaciones e interacciones en relación a un tema o estrategia urbana.
Conocer la percepción y el significado que los seres humanos dan a este medio geográfico, social y cultural, y a su posición en las relaciones e interacciones humanas.
Comprender las actitudes y comportamientos de los actores y los sectores de la ciudadanía en base a los condicionantes tanto del medio como del sistema de percepción y significados sobre si mismos y la ciudad.
Es decir, la percepción del actor o actores de su papel en la ciudad y del significado que le atribuyen tanto a su propio papel como al de los otros, es un elemento esencial para comprender la actuación colectiva en la ciudad. La acción social de la ciudadanía y de sus actores es, como es fácil de suponer, la clave para el desarrollo social y urbano.
La transformación urbana consiste en el emerger de nuevas realidades sociales, que son producto de la actuación de unos actores que están en relación de interdependencia y actúan entre si en unas determinadas condiciones. El que se produzca un cambio urbano y que este se dirija a través de objetivos de desarrollo humano será, como hemos señalado, en buena medida consecuencia necesaria de un sistema de percepción-reacción de los actores y de la ciudadanía. Y muy particularmente del significado que atribuyan a su papel en la ciudad y en el futuro de la misma. Debe de tenerse en cuenta que la estrategia para la producción de
desarrollo endógeno, que es sin duda el más sostenible y sostenido en el tiempo, consiste en poner en valor los recursos físicos y humanos que tiene un territorio, de ahí que las capacidades de organización y acción de los distintos actores y sectores del territorio sean tan fundamentales.
La interacción entre las estructuras que configuran el medio urbano y la actuación de los actores y distintos sectores de la ciudadanía en las mismas: ya sea reproduciéndolas o transformándolas produce tanto el cambio urbano como su involución. A través de esta interacción entre los actores y el medio en el que están insertos: sus relaciones y el significado que atribuyen a su acción también se transforman.
2. El modelo de”hacer ciudad”: La doble perspectiva.
Para sistematizar en un esquema visual y de este modo hacer más inteligible el hecho de que una ciudad sea para bien o para mal una construcción colectiva, y que en dicha construcción colectiva resulta fundamental el sistema de ideas y creencias que las personas y grupos tienen sobre sí mismas y los demás, hemos ideado el siguiente esquema interpretativo:
La ciudad entendida como lugar de alta intensidad de interacciones y relaciones complejas y diversas tiene dos dimensiones fundamentales: el medio urbano en el que se insertan las interacciones y relaciones de interdependencia entre los actores, y el sistema perceptivoreactivo de los diferentes sectores de la ciudadanía en relación al medio urbano y a las interacciones sociales. Es lo que podemos denominar sistema de percepción y reacción de la ciudadanía (SPRC). El SPRC indica cuáles son las modalidades con las que las personas perciben la realidad social y en particular a los otros, y como reaccionan ante ellas. En cada ciudad existen diferentes modalidades de SPRC y es importante conocer la modalidad dominante y su relación con las demás, esta configuración de modalidades perceptivas por sectores de población será su característica específica de SPRC en relación a otras ciudades.
El medio urbano está constituido básicamente por tres niveles:
- El entorno en el que se producen los hechos que condicionan la dinámica de la ciudad pero que no son controlables desde ella (políticas macroeconómicas de organismos internacionales o supranacionales o nacionales, los flujos financieros mundiales, innovaciones tecnológicas, migraciones de personas, etc.)
- La Ciudad propiamente dicha y sus procesos (demográficos, de producción y organización del espacio urbano, de producción de bienes y servicios, comercialización, distribución de mercancías, dotación y formación de recursos humanos, estructura social, nivel tecnológico y de infraestructuras, I+D+I, etc.)
- Gobierno. Modelos de gobernación en el territorio, legitimidad y eficacia del gobierno, sistemas de representación y participación, oferta de prestaciones y servicios financiados con fondos públicos, etc.
El sistema perceptivo reactivo de la ciudadanía. Está constituido por:
- Percepciones. Se entiende por percibir el enterarse de la existencia de una cosa por los sentidos o por el intelecto basado en los sentidos. La percepción es una representación de una cosa en la mente13. La representación es producto de la información proporcionada por los sentidos que es aprendida por los diferentes sectores de la ciudadanía a partir de su posición social y a través de un bagaje concreto de conceptos14, valores15 y creencias16.
- Representaciones significativas. Las percepciones al ser aprendidas desde una situación social concreta y a través de conceptos y creencias constituyen representaciones más o menos objetivas, pero que tienen un significado para las personas y grupos que comparten sistemas de representación. Estas representaciones significativas desmotivan o activan la acción y la dirigen hacia determinadas finalidades sean estas más o menos conscientes. Son lo que se puede denominar como los condicionantes subjetivos17 de la acción social18.
- Reacción. Entendemos las actitudes y comportamientos que se producen en un medio urbano concreto y que están condicionadas por unas circunstancias pero interpretadas y motivadas por el sistema de percepción. la actuación de los diferentes actores y sectores de la ciudadanía modifica el medio, pero también a través de la práctica ciudadana se transforman las percepciones y significados previos.
Pongamos un ejemplo de cómo funcionan los sistemas de percepción reacción de la ciudadanía ante un hecho dado. Imaginemos que delante de una obra pública dos personas nacidas en la ciudad se encuentran trabajando de albañil a un varón de 35 años de procedencia magrebí.
Uno lo conceptualiza como “inmigrante”, y el otro como “trabajador internacional”, para el segundo el significado de la representación mental será más positivo. También será diferente el significado si uno de los dos se orienta por valores de convivencia y equidad y el otro por valores de competitividad y jerarquía. También será diferente la significación si uno esta instalado en creencias sobre los beneficios que aportan las migraciones internacionales y el otro en los costes. El significado de la representación también será diferente en función de la posición social, así uno es también albañil pero en paro y el otro es farmacéutico con empleo.
La escala de significación positiva – negativa y de la actitud de aceptación o rechazo dependerá de todas las variables consideradas.
Un tipo extremo de actitud o comportamiento de rechazo se produciría si en una de las personas coincidiera la conceptualización como inmigrante, se rigiera por valores de competitividad y jerarquía, tuviera arraigadas creencias sobre perjuicios que conllevan las migraciones, y además estuviera en una posición de competencia profesional y en una situación más desfavorable. La actitud de aceptación típica se daría en la segunda persona que lo considera un trabajador internacional, que se rige por los valores de convivencia y equidad, que posee creencias sobre los beneficios de las migraciones y además es de una profesión diferente, tiene una posición educativa socialmente considerada como superior si además fuera hijo de una familia de trabajadores internacionales, las condiciones para tener la mayor de las significaciones positivas y la máxima aceptación social estarían dadas.
Ahora bien la práctica cotidiana del rechazo o la aceptación ciudadana tendrá sin duda efectos en la temática de las migraciones en la ciudad, y sin duda afectará a las relaciones entre los diferentes grupos de personas que viven en la sociedad. La actividad práctica, de nuestros varones del ejemplo, pondrá a prueba sus significados y convicciones que se encontraran con limitaciones y obstáculos pero también con facilidades para prosperar. Las interacciones de su actividad con el medio también pueden modificar o cambiar sus percepciones y representaciones.
3. El desarrollo humano de la ciudad requiere calidad democrática y gobiernos cívicos.
Un gobierno comprometido con la gobernanza democrática y quiera promover una ciudadanía activa dirigirá su política tanto a transformar directamente el medio urbano con proyectos y estrategias compartidas entre los distintos actores y entidades representativas de los principales sectores de la ciudadanía, como a incidir en los sistemas de percepción y reacción de la ciudadanía.
Son dos dimensiones de una misma política, y no dos políticas diferenciadas. El peso de cada una de ellas dependerá tanto de las características de la ciudad como del momento en que se encuentra.
Es decir, en una ciudad que tenga una gran capacidad de actuación compartida y una ciudadanía activa la dimensión que deberá tener más peso será la de actuación en el medio urbano a través de proyectos dirigidos a fortalecer el capital físico y humano para que se pueda desplegar eficientemente dicha capacidad. En el caso contrario y muy habitual, de que existan recursos en el territorio con un nivel de uso, aprovechamiento o su puesta en valor bajos, lo prioritario será activar la acción de los actores y de la ciudadanía, y por lo tanto, en este caso la dimensión que tendrá más peso y en la que deberemos actuar es en el sistema de percepciónreacción de los ciudadanos.
bien los gobiernos tienen claro que sus políticas inciden directamente en el medio urbano, no es tanta su claridad en relación al SPR de la ciudad, a excepción de la realización de políticas de comunicación y marketing. Pero es necesario reconocer que toda política, lo pretenda o no, incide claramente en el SPRC, y muy en especial incide el tipo de relación que se establece entre el gobierno de la ciudad y la ciudadanía en la gobernación de la ciudad, y por tanto influirá notablemente en el modo de gobernación que se establezca en la ciudad.
Una relación entre el gobierno local y la ciudadanía, caracterizada fundamentalmente por la prestación de transferencias y servicios del gobierno a la ciudadanía, en que esta es relegada a un papel pasivo de cliente-usuaria tenderá a atribuir al gobierno toda la responsabilidad del “hacer ciudad”, y reducirá su responsabilidad ciudadana a comportarse como un buen consumidor y tendrá las exigencias propias de un cliente que reclama y exige atención y servicios de calidad. Pero la ciudadanía asumirá un papel de compromiso y responsabilidad en la construcción colectiva del futuro de la ciudad, si en la relación que se establece entre el gobierno y la ciudadanía, el gobierno es percibido como representante de la ciudadanía y como tal organizador del interés colectivo y vertebrador de proyectos basados en la cooperación entre
actores y en el compromiso cívico de amplios sectores de la ciudadanía.
Percepciones y representaciones significativas sobre la ciudad y su gobierno acontecen siempre en la ciudadanía. Lo importante es que sean adecuadas a la tarea de apropiación ciudadana de la ciudad y al progresivo avance de los espacios de libertad humana. En este sentido es importante que el espacio público, la ciudad, sea percibido como espacio de no dominación y representación significativa para que puedan dar cabida las significaciones positivas hacía comportamientos de compromiso ciudadano, para asumir la responsabilidad de hacer ciudad.
La intervención en el sistema de percepción y reacción de la ciudadanía por parte de un gobierno que busca sinceramente el bien común se establece a partir de los valores de pluralismo, tolerancia, convivencia, solidaridad e información y conocimiento objetivo, y tiene por finalidad la percepción de una ciudadanía autónoma y la plena participación en la vida política, económica, social y cultural.
Quienes esto escriben están plenamente convencidos de que existe una correspondencia muy al estilo de K. Popper20 y de A. Sen21 entre honestidad política, mejora o ampliación del conocimiento objetivo, pluralismo democrático, involucración ciudadana y desarrollo económico y social. Una activación de la ciudadanía guiada por objetivos de desarrollo humano pasa por una ampliación del campo perceptivo y de sus capacidades para el conocimiento objetivo por parte de sujetos libres. B. Pascal ya lo formuló en su pensamiento nº 9:”Cuando uno quiere reprender con utilidad y mostrar a otro que se equivoca, es necesario considerar de qué lado
considera éste el asunto, porque ordinariamente es verdadera de ese lado, y confirmarle esta verdad, pero descubriéndole su lado falso. Se contentará con eso, pues verá que no se equivocaba y que sólo le faltaba ver todos los aspectos. Ahora bien, no se disgustará uno por no verlo todo, pero no quiere haberse equivocado, y tal vez esto provenga de que el hombre
naturalmente no puede verlo todo, y de que naturalmente no puede estar equivocado en el lado que examina, al ser siempre verdaderas las aprensiones de los sentidos”
Para que una ciudadanía se atribuya un papel importante en el devenir social y dé un significado positivo al desarrollo de su dimensión social en la ciudad en base a objetivos cívicos, a parte de un gobierno democrático y “virtuoso”23 es importante garantizar:
- Una nueva relación entre el gobierno democrático y la ciudadanía. El progreso urbano es una construcción colectiva donde el gobierno aparece como organizador y promotor de dicha construcción. El gobierno local pone sus facultades legales, de provisión de recursos y de relación con la ciudadanía en función de un proyecto colectivo de responsabilidades compartidas, pero también asimétricas dado que las competencias, recursos y responsabilidades entre el gobierno, los distintos actores y sectores de la ciudadanía no son las mismas. La participación ciudadana en los asuntos públicos se entienda no solo como consulta o deliberación sobre lo que debe hacer el gobierno sino como espacio para el compromiso y colaboración en el hacer ciudad. La participación debe entenderse como elemento clave de mejora de la calidad de la representación, nunca plantear como oposición la representación y la participación, y como factor clave para obtener el compromiso y la responsabilidad de la ciudadanía con su propia ciudad.
- Que los contenidos de las políticas públicas respondan efectivamente a las necesidades y prioridades planteadas por la ciudadanía y, que en el abordaje de las mismas se canalicen los esfuerzos y compromisos de los actores y sectores de la ciudadanía implicados en el ámbito de actuación, y se establezca una efectiva cooperación pública y privada e interinstitucional. Las políticas deben tener como finalidades el desarrollo sostenible y la cohesión social y territorial para poder ser sostenidas en el tiempo.
- La intencionalidad educativa y cultural a todo lo que se haga en la ciudad y se financie con fondos públicos. Es decir, que los proyectos se orienten en valores basados en los derechos humanos, y que estos valores se hagan explícitos mediante una comunicación activa a través de relatos y mensajes educativos. Los principales valores a comunicar son aquellos que activen el uso ciudadano de la ciudad y fortalezcan el establecimiento de mayores y más intensas interacciones democráticas25 y plurales entre las diferentes personas y sectores de la ciudad. Es decir, valores que fundamenten actitudes y comportamientos como el sentimiento de pertenencia al lugar, convivencia, colaboración y compromiso con la ciudad, que fortalecen el pluralismo y la democracia. Valores que faciliten la percepción de todas las personas como sujetos de su propia vida y de la ciudad.
- La evaluación de los resultados de la acción social a través de indicadores que den cuenta del desarrollo humano de la ciudad en su conjunto en términos comparativos consigo misma a través del tiempo y con otras ciudades, y en especial que incorporen medidores de la activación ciudadana en el hacer ciudad.
En una perspectiva de considerar la polis o ciudad como “res publica”, asunto de todos y todas, la modernización del gobierno local y de la administración en general debe ser abordada en la perspectiva de activar a la ciudadanía e involucrarla en estrategias y proyectos compartidos para hacer ciudad.
Una democracia de calidad es a la vez una finalidad del desarrollo humano y la calidad de vida como un medio fundamental para activar el desarrollo económico y social de una ciudad al posibilitar una activación responsable de la ciudadanía.
Veamos seguidamente ejemplos de análisis sobre la importancia de las representaciones y sus consecuencias en las actitudes y comportamiento de la ciudadanía en el auge y la decadencia de las ciudades.
4. La decadencia de las ciudades: Las actitudes de los actores y de la ciudadanía.
Del excelente trabajo de Carlo M. Cipolla26 sobre la decadencia de las ciudades italianas en el siglo XVII podemos observar que la decadencia de las ciudades se atribuyó no tanto a las condiciones del medio urbano sino a las percepciones y expectativas sobre el desarrollo de la ciudad que se hicieron sus principales actores. O dicho de otra manera el cambio en las condiciones de competitividad de las ciudades se originó en una serie de factores intangibles.
Cipolla identifica una serie de factores culturales o actitudes de los actores y la ciudadanía que han incidido, e inciden, en el ocaso de las ciudades que habían tenido un auge importante y durante un prolongado periodo de tiempo:
- El mismo éxito económico, social o cultural generó autocomplacencia con respecto a las ciudades y, por tanto, seguridad de mantenerse en el tiempo con una posición privilegiada. La autocomplacencia contribuyó a generar otros dos factores claves del ocaso.
- La resistencia o no disposición para el cambio y la innovación en los procesos económicos, sociales e institucionales.
- El conservadurismo arrogante que desprecia y, por tanto, no observa la competencia de otras ciudades, en el caso de las ciudades renacentistas italianas de las inglesas y holandesas.
- El crecimiento del gasto público por encima de las posibilidades productivas, consecuencia del incremento del bienestar proporcionado a la población y el pensamiento centrado en los “derechos” más que en los “deberes y responsabilidades”.
- La quiebra del espíritu de colaboración y confianza entre los actores económicos y sociales.
- La existencia de rigidez institucional que, entre otros defectos, negó tozudamente el cambio de situación e inició el declive.
En conclusión, en el siglo XVII, unas actitudes inadecuadas consecuencia de una percepción egocéntrica y autocomplaciente, fue el desencadenante del ocaso de las ciudades italianas. La diferencia entre el ayer y el hoy es que entonces el esplendor podía durar décadas y ahora, en la era info-global, se reduce a pocos años.
Es sorprendente el paralelismo –si bien en sentido inverso- con los factores identificados como los garantes de la estabilidad del progreso en el estudio de A de Geris28 sobre veintisiete grandes empresas multinacionales que tienen más de cien años. Estos son:
- Adopción de políticas financieras equilibradas o conservadoras.
- Adaptación constante al cambiante entorno competitivo.
- Fuerte sentimiento de pertenencia de los empleados.
- Apertura hacia nuevas ideas especialmente tolerantes a experimentos e innovaciones que mejoraban su comprensión.
La asimilación de los factores de éxito y de declive entre las ciudades y las grandes corporaciones empresariales es posible porque se basan en buena medida en los sistemas de percepción y reacción de importantes colectivos de personas. Desde esta perspectiva podemos avanzar un poco más e identificar29 dos situaciones de éxito de las ciudades que pueden incidir en su declive por comportamientos inadecuados basados en percepciones limitadas:
- El éxito prolongado de una ciudad en situación de liderazgo. Este es el caso de no pocas ciudades que han organizado con éxito todo un proceso de inversiones y desarrollo de proyectos ligados a un evento internacional, y no tienen otra ocurrencia que intentar conseguir nuevos eventos. Olvidándose de que el éxito de un evento depende de la existencia de una estrategia de ciudad previa y sólida que identifique con claridad en que debe invertirse. El evento ayuda sin duda a desarrollar la estrategia y a proyectar externamente, pero el evento nunca puede sustituir a la estrategia sin caer en el ridículo.
- La convicción de que la estrategia seguida es exitosa (aunque no se haya alcanzado el liderazgo de la ciudad en el conjunto de ciudades de referencia). Este ha sido el caso de muchas ciudades que ante la burbuja inmobiliaria no cambiaron de estrategia hasta que está estalló y no pudieron continuar con la misma.
El éxito o liderazgo prolongado posibilita que no se perciba la diferencia entre expectativas y resultados, y no se distingan las oportunidades de los resultados y no se observen los peligros.
Por otra parte, el éxito prolongado acostumbra a significar abundancia de recursos e infraestructuras y servicios, lo que posibilita el surgimiento de la creencia de que el potencial de recursos propios de que se dispone se impondrá a una posible competencia y no se prima la creatividad ni la colaboración para seguir avanzando. El resultado es la incapacidad para renovar la estrategia.
Como hemos comentado, la adecuación exitosa de una estrategia de desarrollo urbano puede llevar al declive por incapacidad, en este caso, de inventar el futuro y desarrollar estrategias compartidas. Del mismo modo, el progreso al confirmar la estrategia, facilita que se consoliden las recetas en marcha, y se sea vulnerable a los nuevos retos por incapacidad de percibir las nuevas situaciones y de reinventar los liderazgos.
En definitiva, las actitudes abiertas, humildes, colaboradoras y autocorrectivas en un entorno cambiante son condición para la innovación permanente, y un factor básico de desarrollo y mejora de la capacidad de acción, no sólo para las ciudades atrasadas, que es obvio que deben cambiar, sino también en las avanzadas y con éxito.
5. Los gobiernos locales y el auge de las ciudades: la deliberada revalorización y activación de la ciudadanía.
Nuestra participación como asesores o como equipo técnico en la elaboración e impulso de estrategias de desarrollo económico y social en más de 90 ciudades de España y Latinoamérica, nos ha permitido comprobar el éxito de algunas de ellas frente al no despegue de otras, así como de la constatación del papel del ayuntamiento y de los equipos directivos políticos locales han tenido en los mismos. Todo ello nos ha permitido estudiar comparativamente los factores de éxito comunes, tanto para el desarrollo económico y social de las ciudades, como para él éxito político de los directivos locales.
El papel de los ayuntamientos en la transformación de las ciudades españolas ha sido clave en un entorno de países desarrollados. Pero en el caso de las ciudades de latinoamericanas nos encontramos con la prueba en su “estado mas puro” (equivalente al vacío en los experimentos de la física) del impacto de la política urbana de una alcaldía relacional en el desarrollo de una ciudad. Puesto que en un entorno de débil desarrollo económico, altos niveles de pobreza, e importantes déficits en institucionalidad democrática, con débil financiación externa, sin grandes eventos o infraestructuras financiadas con fondos especiales, unos ayuntamientos a través de una reformulación de sus políticas, y en especial de su papel con la ciudadanía han logrado avances sustanciales y contrastables en todos los aspectos de la vida urbana.
El papel del Ayuntamiento es clave para el desarrollo económico y social, y de manera muy especial en situaciones en que el entorno regional y del país y la propia ciudad están sometidos a una importante crisis.
De entre las ciudades estudiadas, en las que los ayuntamientos han jugado un papel clave en su desarrollo, hemos podido identificar los elementos comunes y las etapas, que a nuestro entender, es importante que se desplieguen para conseguir un desarrollo urbano a través de un compromiso de los actores y una implicación de la ciudadanía. Son los siguientes:
- Legitimación previa del gobierno local ante la ciudadanía y los principales actores, y comunicar sentimiento de cambio urbano.
- Motivación ciudadana y generación de una cultura emprendedora.
- Elaboración de una visión estratégica compartida y desarrollo de proyectos en cooperación pública y privada y con gran soporte ciudadano.
- Entender la participación ciudadana como implicación de la ciudadanía, y desarrollo comunitario.
Es decir se desarrollaron acciones por parte de los gobiernos locales para que la ciudadanía perciba que se trata de un gobierno diferente a los anteriores y creíble en sus mensajes de impulsar el desarrollo urbano. Del análisis comparado de las actuaciones realizadas por estos gobiernos, identificamos lo que en nuestra opinión han sido los principales factores de éxito:
victorias rápidas31, decisiones inequívocas de carácter ejemplar, y liderazgo diferenciado:
- Victorias rápidas: La realización de proyectos en los principios del mandato electoral son claves en el corto plazo. Desarrollar de manera inmediata acciones de alto impacto que modifiquen la percepción estereotipada del político local y del ayuntamiento. No nos referimos tanto a la realización de proyectos estratégicos como a proyectos de amplia visualización, y a acciones que ejemplifiquen que las cosas pueden cambiar: Pintura de fachadas que cambien el aspecto de una zona clave o centro de la ciudad. Este fue el caso de la pintura de las casas en la ribera del río de la ciudad de Girona en su paso por el centro de la ciudad. O bien el ajardinamiento de espacios públicos con alto valor simbólico en el caso de Bogotá, o la inauguración del paseo marítimo como fue el caso de Valencia. El alumbrado e iluminación de zonas con alta significación social, el cambio de circulación de calles que contribuya a la mejora de la movilidad, peatonalización de zonas céntricas que contribuyan a la apropiación ciudadana del espacio urbano, son entre otras, medidas que han tenido un fuerte impacto ciudadano. Son pequeñas acciones que logran grandes cambios en el SPR de los ciudadanos. A veces es más recomendable empezar por pequeñas acciones significativas que no con grandes proyectos con resultados positivos pero a muy largo plazo. Hay que tener en cuenta que las medidas de alto impacto son singulares a cada ciudad, que lo que sirve a una, probablemente no servirá a otras. Todo depende del significado social que le pueda atribuir la ciudadanía.
- Decisiones inequívocas: Se trata de tomar decisiones sobre la puesta en marcha de proyectos importantes para la ciudad sobre un tema de gran interés ciudadano en el que haya habido un suficiente debate sobre su viabilidad. Como la adjudicación del inicio de obras de un metro metropolitano o la revitalización del centro de la ciudad -caso de Medellín-, o de una línea específica de autobuses de gran capacidad, como fue el caso de Bogotá y Curitiba; la revitalización y peatonalización del casco histórico, cómo fue el caso de Caguas (Puerto Rico) Girona y Oviedo. Las decisiones inequívocas, es decir, en las que no es posible la vuelta atrás, para que tengan un mayor efecto, es importante que dispongan de un acuerdo ciudadano lo más amplio posible. En una ciudad es prácticamente imposible que no exista disenso, pero si éste es muy generalizado y la polémica abarca a amplios sectores de la ciudadanía, el efecto sobre la capacidad
organizativa de la ciudad de la decisión estratégica es menor. - Liderazgo diferenciado: Este es un tema de gran calado cuando existe una profunda desilusión y desconfianza con el personal político de anteriores mandatos municipales. Ya sea por corrupción, por inanición, por falta de defensa de la ciudad ante lo que la ciudadanía puede considerar agravios comparativos, etc. En estos casos, una actitud clara y visible sobre que el nuevo alcalde o alcaldesa adopta una actitud clara de compromiso y honestidad con la ciudad más allá de las palabras y los gestos, es de gran importancia para obtener la confianza ciudadana. Tenemos ejemplos extremos del Alcalde de Bogotá, Sr. Andanas Mokus, con conductas que fuera del contexto bogotano, podrían ser calificadas de irrespetuosas por las instituciones pero que en el contexto de la ciudad significaban “entrada de aire fresco en la alcaldía”. O la opción voluntaria o permanencia en la alcaldía de personas políticas de gran renombre ante la posibilidad real de ocupar cargos de gran importancia en otros niveles de la administración.
Estas acciones han cambiado el Sistema de Percepción y Reacción de la ciudadanía. El SPR constituye, como hemos señalado, el conjunto de representaciones significativas y orientativas para la acción que se hacen las personas y los grupos sociales sobre sí mismos y los demás.
A través de estas acciones los gobiernos locales cambiaron las representaciones sobre el papel que el ayuntamiento ejercía en la ciudad. O mejor dicho, estas acciones fueron la forma comunicativa el lenguaje que abrió las puertas a una nueva visualización de la relación entre gobierno local y ciudad. Se abrió la posibilidad de considerar al ayuntamiento próximo a las necesidades de la ciudadanía, y diferenciado de situaciones anteriores en las que no había actuado como tal. Es un lenguaje que amplia las posibilidades de concebir una nueva relación entre la ciudadanía y el gobierno local.
Junto a esta ampliación del sistema perceptivo se generó la motivación ciudadana. Las victorias rápidas o los proyectos singulares no se presentaron simplemente como expresión de la eficacia de la gestión municipal, sino que se transmitieron con ellos a través de mensajes y relatos los valores que favorecen la activación, la convivencia y el compromiso cívico de la ciudadanía. Es decir se dió, muchas veces sin saberlo, una intencionalidad educativa y cultural a lo que se hacía
Entre las ciudades que hemos podido estudiar con un importante desarrollo como el acontecido en Barcelona (1988- 1998), Caguas- Puerto Rico (1999- 2008), Rosario- Argentina (1998- 2007) Valencia -España (1997 – 2007) hemos constatado que emergió una configuración sociocultural entre la ciudadanía. Una configuración en la que se han identificado entre otros los siguientes componentes:
- La mayoría de la ciudadanía considera que el futuro depende en alguna medida de ellos. Esta creencia es necesaria aunque no suficiente para poder comprometerse en el hacer ciudad.
- Un amplio sentimiento de arraigo o pertenencia a un lugar. Sentirse de un lugar es básico para asumir responsabilidades con el mismo y con todas las personas que en él habitan. Es importante que sea un sentimiento abierto que no ponga obstáculos en base a creencias o procedencias geográficas o sociales a la calidad de interacción entre los que habitan el municipio, y facilita la colaboración interterritorial.
- Expectativas positivas hacia el futuro: El considerar que el futuro puede ser una ocasión para mejorar la calidad de vida fortalece el compromiso ciudadano y su continuidad en el tiempo.
- Confianza hacia el conjunto de la ciudadanía y en el papel de las instituciones.
- Es una actitud esencial para la colaboración y el compromiso entre actores y sectores de la ciudadanía.
- Convicción de que es posible la mejora de la cualificación de la propia ciudadanía y de la ciudad: Para que una ciudad continúe mejorando, el combatir la autosatisfacción, para ello es necesario que continúe cualificándose como ciudad y progresivamente se mejoren las capacidades ciudadanas. Esta actitud permite la adaptabilidad.
Por ello, es importante impulsar una amplia política comunicativa orientada a producir las citadas, actitudes y comportamientos, junto con el fomento de la creatividad y la innovación.
La motivación de la ciudadanía no es en absoluto una simple cuestión de marketing. No existe motivación para que la ciudadanía se implique en la transformación de la ciudad si ésta no responde a sus necesidades y a los retos que tienen planteados. Por ello, elaborar una estrategia compartida entre los actores de la ciudad y cómplice con los ciudadanos exige mecanismos de participación, para que los distintos sectores ciudadanos puedan expresar sus opiniones, y se disponga de los conocimientos y metodologías adecuadas para identificar sus intereses e integrarlos en la estrategia de la ciudad. De este modo los espacios participativos pueden identificar el SPRC predominante de la ciudadanía y cambiar la percepción de ésta de elemento pasivo o clientelar en ciudadanía activa.
La elaboración de una estrategia compartida para la ciudad y la apertura de nuevos espacios para la participación y el compromiso de la ciudadanía son los otros elementos que los ayuntamientos transformadores deben poner en marcha.