Destacamos aquí las ideas principales de ambos pensadores:
Jürgen Habermas
El liberalismo político se concibe como una justificación no religiosa y posmetafísica del Estado democrático.
En el Estado constitucional no existe ninguna autoridad que se sustente en una sustancia prejurídica.
Compartir religión y lengua y recuperar la conciencia nacional sirvieron para el surgimiento de la solidaridad ciudadana.
El catolicismo tuvo dificultades para asumir el humanismo, la ilustración y el liberalismo político.
La razón descubre que tiene su origen en otra cosa y debe aceptar el poder fatal de esta otra cosa.
La religión debe abandonar la aspiración de monopolizar la interpretación y a organizar todos los aspectos de la vida.
Al Estado constitucional le conviene ser respetuoso con todas las fuentes culturales de las que se nutre.
Los ciudadanos secularizados no deben negarles a las visiones religiosas del mundo un potencial de verdad.
Joseph Ratzinger
La decisión mayoritaria no resuelve la cuestión de las bases éticas del derecho y de cosas irrevocablemente justas.
Los derechos humanos son un repertorio de elementos normativos que se han sustraído al juego de las mayorías.
La cuestión de la ley y la ética se ha desplazado para frenar el poder anónimo del terrorismo global.
La ciencia como tal no puede generar una ética y no se obtiene conciencia ética mediante debates científicos.
Si el terrorismo se alimenta también de fanatismo religioso, cabe preguntarse si superar la religión sería un progreso.
Pero también cabe preguntarse, que dado que la razón no es un potencia fiable, si no es necesario ponerle freno.
Por tanto, es bueno plantearse la cuestión de si razón y religión no debieran limitarse recíprocamente.
Nos hemos de liberar de la falsa idea de que la fe ya no tiene nada que decir a los hombres de hoy.